¡todo congelado!. No me había dado cuenta, pero durante la noche había caído una helada considerable, y al salir de la carpa y encontrar la bicicleta y el kayak completamente escarchados, me pareció una imagen muy bonita, lamenté un poco no haberme levantado mas temprano para poder sacar una foto de la carpa así, con hielo encima también. Por suerte elegí bien mi bolsa de dormir para esta aventura, sino hubiese tenido serios problemas para dormir; y ya que hablamos de problemas, me aboqué al problema principal: la rueda del trailer:
Después de desarmar el campamento, el dueño de la gomería me hizo un lugar para guardar el kayak mientras yo iba a la ciudad a buscar una rueda de recambio. Así fue que desenganché el trailer de la bicicleta, moví el kayak hasta la gomería y me fui rodando en la bicicleta sola hasta el centro de General Belgrano. Sé que es redundante decirlo, pero ¡qué bien se sintió rodar con la bicicleta sola! ¡el mas mínimo esfuerzo alcanzaba para hacerla rodar a 30 kilómetros por hora!
Luego de visitar 3 ferreterías pude conseguir la rueda de repuesto, aunque no era exactamente la misma, una vez en la gomería, con las herramientas adecuadas y la astucia combinada de Daniel y mía, se pudo resolver sin mayor inconveniente.
Ya resuelto el problema, y siendo que eran las 14:00 decidí tomar la Ruta Provincial 29 con destino a la localidad de Ranchos, pensando en que 30 kilómetros era una distancia corta...
Federico, Daniel y yo |
Que de hecho lo es, si no fuera porque a los 15 kilómetros empezaron los problemas de nuevo.
Salí desde General Belgrano con viento en contra, lo cual me generaba una gran pérdida de velocidad, pero no fue hasta llegar al acceso a la localidad de Villanueva que noté que tenia otro problema: un pequeño corte en la rueda derecha del trailer (la que no había cambiado) que dejaba ver la cámara de aire. En si, era un corte de dos centímetros aproximadamente, no parecía ser de gravedad, y como tampoco contaba con elementos para arreglar ese neumático, le resté importancia al asunto y seguí rodando. Pero el caso es que el corte se siguió estirando, hasta dejar salir toda la cámara de aire fuera del neumático, que empezó a rozar contra la estructura del trailer, volviendo el andar muy pesado e inestable ya que la rueda había perdido su forma redonda y generaba sacudidas hacia los lados. finalmente, a 6 kilómetros de Ranchos, ya de noche, la rueda perdió el aire y no pude seguir pedaleando. Me toco seguir caminando, de noche, con frío y mojado durante 4 kilómetros, hasta que un automovilista se apiado de mi y contactó al destacamento policial de Ranchos, quienes fueron en mi auxilio... No les puedo explicar la alegría que sentí cuando vi las luces azules destellantes acercarse a mi. A esta altura, eran las 22:30, yo estaba con los pies completamente mojados de caminar por el pasto al costado de la ruta, con una temperatura de 3°C, y la presión sanguínea por el suelo, producto del esfuerzo físico que implico caminar 4 kilómetros empujando los 130 kilogramos del "convoy". Como es rutina, el oficial que llegó me pidió mis datos y documentación, y luego me invito a sentarme en el móvil (¡adelante!) para que mi cuerpo recuperase un poco de temperatura. Darío, como se llamaba el oficial, me dijo que no había problema en acercarme hasta la ciudad de Ranchos, el problema es que su móvil era un sedán, dicho de otra forma, no había manera de que me pueda llevar con el kayak y la bicicleta; por lo que llamo a su compañero, Enrique; quién llegó con una pick-up y me pudo llevar los 2 kilómetros restantes hasta Ranchos.
De casualidad pude conseguir el neumático solo, sin cámara y sin llanta, pero era suficiente, luego de un poco de trabajo y 4 parches, salió adelante; pero como había amanecido lloviendo, ya podía relajarme y esperar al día siguiente para retomar la ruta y acercarme al final de este primer tramo de viaje.
Acá les presento a Fabián, "un tipazo" como decimos acá, que me extendió todas las manos que pudo ¡y mas también! Solo tengo palabras de agradecimiento para el, Dios lo tenga siempre en la gloria.
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